Son más que razonables las propuestas de reforma de los debates parlamentarios hechas por Mariano Rajoy; pero da risa que las exija el partido que usó el parlamento durante cuatro años como el pisito que se le pone a la amante.
Fernando Ónega: “Rajoy, ahora, ve el Parlamento desde el punto de vista del muerto. Aquí el afamado analista don Pero Grullo aportaría la más elemental de las explicaciones: no es igual ver las cosas desde el Gobierno que desde la oposición, sobre todo cuando se habla de control. Cuando se es ministro, toda demanda de información parece exagerada, impropia, insolente, y, además, escasa de sentido de Estado. Cuando eres aspirante, toda oportunidad de cerco se queda pequeña.”
El punto de vista del muerto.