Molly Ivins conoce a Bush desde que eran adolescentes, y es una de sus críticas más feroces y lúcidas: “El Centro para el Progreso Estadunidense tiene una estrategia de salida que me parece útil: recomienda a Bush convocar de inmediato a una cumbre internacional de emergencia para procurar que Naciones Unidas se encargue de supervisar la transición, que la Organización del Tratado del Atlántico Norte asuma la responsabilidad de la seguridad y que se instaure un fideicomiso independiente para la reconstrucción. Los detalles del plan pueden encontrarse en el sitio web de ese centro.
Paul Mulshine, del
Newark Star-Ledger, sugiere que Bush haga un anuncio como aquel de Lydon B. Johnson: “No buscaré ni aceptaré la postulación de mi partido para otro periodo presidencial”. Eso mejoraría las probabilidades de éxito de la cumbre, pero se ve difícil, dado el estado de negación en que se encuentra el gobierno respecto de lo mal que va la guerra.
Como simple cálculo político, el gobierno debería tener en cuenta el plan del centro: no le va a reportar ningún beneficio electoral seguir fingiendo que todo es miel sobre hojuelas cuando todos vemos que la situación se sale cada vez más de control.”
Salgamos ya de Irak.