Lo que acabamos haciendo con las palabras es a veces maniqueo: nos apropiamos de su sentido para manipular su significado en contextos específicos, las utilizamos para dar consignas y mensajes subliminales con una buena carga ideológica que acaba alterando la perspectiva de la realidad en la que nos movemos; con la costumbre y el tiempo, el imaginario simbólico colectivo construye clichés o estereotipos completamente alejados del significado original.
Miguel Santa Olalla Tovar reflexiona desde este planteamiento sobre la evolución de una palabra: Educación, que como se podrán imaginar, conlleva un posicionamiento ideológico y una actitud vital.