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España: matar mujeres, proteger a la princesa

Mariano Monge Juárez denuncia las incoherencias de un sistema que no tiene presupuesto para proteger las vidas de sus ciudadanas mientras hace un despliegue de recursos públicos para proteger a los comensales de la boda real. ”¿Por qué no se impone a los terroristas una ley de alejamiento de 500 metros del príncipe, la princesa y los nobilísimos comensales?”. Porque es evidente que no sería suficiente, al igual que las que se establecen como medidas provisionales ante el terrorismo doméstico. “Estas mujeres, futuras víctimas, no tienen derecho a escolta. Otra cosa sería si ocuparan cargo público y la amenaza mortal viniera de una organización con contenidos políticos que amenazara el orden establecido. Pero no, esto de matar mujeres no es amenaza para nadie. Bueno, sí, para sus familias, pero eso no incumbe mucho a la mayoría de nuestros políticos, ¿qué importa una ama de casa o una limpiadora muerta más que menos? Estas mujeres no mandan, ni tienen carné de ningún partido político, es evidente que estas vidas valen menos que las de los invitados a la boda real”. España: matar mujeres, proteger a la princesa.
Carmen Castro | 20/05/2004 | Artículos | Crítica social

Comentarios

  1. odyseo
    2004-05-20 11:33 La vida tiene un precio en todas partes: un europeo se cotiza más que un asiático y mucho más que un africano. Si eres blanco vales más que si eres negro; no digamos si eres hombre en vez de mujer… Una bala debe costar unos céntimos de euro, y es el precio de la vida de un niño en Palestina, por ejemplo. En USa un niño vale varios millones de dólares…. es lo que tiene haber nacido en otra parte.
  2. Timón
    2004-05-21 05:30 Para agregar a lo dicho por Odyseo que paradójicamente, los únicos que verdaderamente tienen precio son los niños marginales latinoamericanos descendientes de colonias europeas que por su “cabello color de trigo y ojos color de cielo” son ofrecidos en venta y comprados internacionalmente. Como dice el Nano, no hay que confundir valor y precio.
  3. Carmen
    2004-05-21 11:58 Ese desigual criterio, al que se refiere Odyseo, para asignar valor a las vidas humanas, es lo que hay detrás del desigual precio que se establece; Timón además de lo que comentas, recuerda que en muchos lugares del mundo, la vida de una mujer es meramente una mercancía de cambio, y su precio varía según lo que se obtiene por ella: vacas, electrodomésticos, restaurar el “honor del clan”, incentivos económicos o promesas de mejora de la situación familiar. En las economías occidentales, la inversión de recursos públicos, semi o privados sirve como indicador de valor y determina de forma indirecta su precio; creo que por ahí va el artículo. Un saludo,
  4. El espía de la luna
    2004-05-22 12:39 Esto del machito “español” clama al cielo, ya sé que en otros sitios están peor pero mirémonos el ombligo una vez más. A servidor le gusta el programa de TV “Esta es mi historia” y hablaron del tema hace 15 días aprox. Los medios que tiene una mujer hoy es “denunciar” ese es el mensaje por un lado y otro, e incluso va más allá (si conoces tu, yo, aquel “hazlo” “denuncia”). Pos bien. Entró en antena una llamada de una mujer en una situación clásica-superlativa-presente de maltrato y había en la tertulia juez-asociaciones mujeres etc.etc. en fin representación de figuras que en teoría pueden hacer algo al respecto (dar ejemplo=denunciar). La mujer maltratada y su llamada quedaron en mi cerebro casi me apetecía quitar el pijama y salir corriendo a denunciar. Lo sé estoy como una moto, una cosa es la teoría y otra la práctica.Estuve esperando que alguien dijese miren Vds. nada más salir de aquí me voy al juzgado de guardia para denunciar el maltarto de dicha llamada, pero mi gozo en un pozo. En fin que tendrá que pasar una generación siendo optimistas para solucionar el tema.
  5. Mónica
    2004-05-25 03:37 A principios de los años setenta, una mujer iba una y otra vez a comisaría a denunciar a su marido por las palizas que éste le daba.Los grises le decían “usted está loca,señora,no puede denunciar a su marido”.Mientras tanto,Franco se ocupaba de dejar todos los cabos muy bien atados para que las cosas siguieran de parecida manera tras su muerte. Y así ha sido desde entonces.

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