No entiende
Ignacio Sánchez Cámara el afán de los homosexuales por casarse. Sí entiende que cumplir la Constitución y otorgarle a todos los ciudadanos los mismos derechos viene a destruir la noción de familia, porque una pareja del mismo sexo no puede procrear. La respuesta para el afán matrimonial es sencilla: simplemente tratan de sentirse iguales, y no ciudadanos de segunda con derechos de segunda. Y en cuanto a la familia, podrían argüirse múltiples razones —como la de que a ninguna pareja heterosexual estéril se le prohibe el matrimonio; tampoco casarse implica tener que procrear: podría sacarse una ley al respecto: o se tienen hijos en diez años o el Estado te divorcia automáticamente&mdas;, pero basta con decir que entonces tendrá que cambiar el concepto tradicional de familia.
Equiparar lo no equiparable.
2004-05-18 17:10 Ya te hiciste eco aquí del artículo de Crisei sobre la película Troya. Hay que ver lo mucho que hemos retrocedido desde los tiempos de los griegos en según qué cosas, como por ejemplo, la aceptación social de la homosexualidad.