Vale que la realidad no es simple ni sencilla de explicar, pero el maravillamiento de Xerardo Estévez me resulta difícil de entender, quizás porque le atribuyo una capacidad intelectual suficiente para ver más allá del espectáculo y los fuegos de artificio. Pisando el Forum: “si entre tanto alarde mediático, entre tanto espectáculo, se reserva un espacio preferente para la cultura, el pensamiento, la participación y el debate, y además se hace buena arquitectura, se tiene la sensación de que Barcelona va como un palmo por delante con esa mano incrustada en el Mediterráneo”. Pero habrá que recordar que no basta que el ensalzamiento de la dimensión arquitectónica oculta las barbaridades que los proyectos urbanísticos de avenidas abiertas al mar traen consigo; que la Cultura no es una mercancía sino un código de comportamiento, entendimiento y conocimiento, y que la participación ciudadana tiene otra dimensión que la de consumidora de espectáculos, atracciones y feria. Ver más allá de este gigantesco y atractivo envoltorio, es lo que sugiere Belén Martos para quien el Forum 2004 es un negocio redondo: “habrá conciertos, exposiciones, teatro, cine, coros y danzas. Se venderán entradas, se abarrotarán de público los actos. Dinero, dinero, dinero. Y, para rematar la cosa, pelotazo urbanístico”.