Si en
La nueva sexualidad (I) Mihály Dés trataba sobre el exhibicionismo erótico de nuestras sociedades en
La nueva sexualidad (y 2) se adentra en el proceloso mundo de los tabúes y la pornografía. Posmoderna, claro. “O tomemos el ejemplo de las prendas íntimas: las bragas, los bombachos, los calzones, los blúmers Lo que en mi infancia era todo un mito erótico, y por consiguiente un tabú, ahora es dominio público, vista obligatoria. De niño merodeábamos durante horas al pie de la escalera de mi casa a ver si pillábamos el color de base de la vecinita. Actualmente, los conocimientos sobre el cuerpo ajeno, o sobre las prendas que lo cubren, no se consideran información privilegiada”.