Un macho que copule con una hembra y que, en su líquido seminal, viaje una sustancia antiafrodisíaca, de modo que ella se quede sin ganas durante días. Impensable, inimaginable, grotesco, si hablamos del hombre. Pero
Félix Ares de Blas habla de mariposas y de orugas: “Para el macho inicial es beneficioso porque asegura su paternidad. Para la hembra es beneficioso porque se evita el hostigamiento de otros machos. Y para los otros machos es beneficioso pues evita gastar su esperma en una hembra que ya está fecundada por otro macho.” Dios mío, qué sencillo y qué útil, pero qué aburrido.
Cariño, toma mi regalo: un anti-afrodisiaco.