Julián Marías aboga por
Quedarse, por intentar luchar y cambiar cosas aún cuando el ambiente sea realmente hostil. No habla de Irak —¿o sí?— sino de la construcción europea, de la necesidad de ser uno desde el afianzamiento de la diversidad: “La situación actual, que nos parece lo más natural del mundo, es una innovación extraordinaria, cuyos promotores y en cierto modo creadores han sido unos cuantos hombres que desde sus propios países, afincados en ellos, sin intentar borrar sus diferencias, han lanzado una mirada amistosa y cordial a los demás, hasta descubrir una fraternidad subyacente, una Europa de profundas afinidades desconocidas por las actitudes nacionalistas y la pretensión de exclusivismo de cada una de las partes.”