Jaime,
Tomar partido: “No se piensa, sino que se ladra. Es lo que tiene el conmigo o contra mí, los debates parlamentarios
que no tienen mucho de debate, la vergüenza motivada por decisiones ajenas que olvida la vergüenza ajena que provocaron las decisiones propias.
En este estado de cosas, la inconsistencia de las opiniones debería ser considerada una virtud. La incoherencia meditada es más racional que la coherencia de los bramidos. Cambiar de opinión no sólo es un derecho
el primero que le niegan a uno sus enemigos, como decía no recuerdo quién sino prácticamente un deber.”
2004-04-30 03:27 No es que fueran menos sectarios, algunos de ellos. Pero hay que leer los discursos de los parlamentarios durante la II República, son mucho mejores que los actuales. O los de la Restauración.
2004-04-30 05:15 Se ha perdido casi por completo el arte de la oratoria entre nuestros diputados y líderes políticos, hay que reconocerlo. Prefiero de todas formas una democracia estable de pésimos oradores a los regímenes convulsos que vieron los Salmerón, Azaña y demás. Un saludo.