Llàtzer Moix entra en un terreno tortuoso, provocado por las heridas abiertas existentes en torno al terrorismo. El motivo es la exposición dedicada a la actividad de ETA durante el franquismo, clausurada por el Ayuntamiento de Artea, por encontrarse en locales de propiedad municipal y por haberla interpretado como apología del terrorismo. Moix opina que la indignación de asociaciones e instituciones es perfectamente comprensible, pero que “también permite una lectura positiva. O, al menos, relativamente esperanzada: la “museización” del terrorismo etarra podría ser un indicio —uno más— de que este movimiento se halla en declive” ¿dónde van a estar mejor las armas de la banda que en un museo? junto a las
Obras muertas.