A la retórica de
Juan J. Moralejo o la amas o la odias; yo no me pronuncio pero les dejo esta digresión, barroca como todas las suyas, sobre
Lo de juro y lo de prometo: “Digan lo que digan Academia y Catecismo, jurar en Derecho y Política ajustada a Derecho no es andar jugando a poner a Dios por testigo. Sobran el Crucifijo y la Biblia, pongan una Constitución y un Código Penal y vayan entrando todos a jurar, sabiendo que jurar un cargo es reconocer que todo cuanto se haga en él queda sometido a Derecho, a lo que los romanos llamaban ius y del que derivan iurare y iuramentum . Bueno, si prefieren, prometan, pues lo importante es que leyes y códigos siguen encima, atentos a que las promesas de los políticos en toma de posesión nunca sean palabras a lo María Sarmiento. Creo que se debe jurar y hay que promocionar el juramento: por cada juramento, un Bono, y con diez Bonos un viaje a La Mancha.”