Sin presupuestos que gestionar ni prebendas que dar, la lucha por lo que queda dentro de un partido puede ser a muerte. Ahí están Camps y Zaplana en Valencia y Aguirre y Gallardón en Madrid. Pero Rodrigo Rato se aleja por momentos de la refriega, con su posible nombramiento como jefe del FMI.
Lorenzo Contreras: “La más que probable confirmación de Rato como director del FMI representa para él, aparte de un riesgo de olvido público, un seguro de conservación fuera de las erosiones que produce lógicamente la lucha política partidista. El PP acaba de entrar en la travesía del desierto, y lo hace con notables discrepancias internas que probablemente irán agravándose por la disputa del poder, la influencia y la reserva de expectativas: lo que en términos deportivos automovilísticos se denomina la pole position.”
Rato se aleja del desgaste político.