Una de piratas. La historia que sobre el capitán Kidd nos cuenta
J. L. Calvo demuestra que las intrigas políticas o los asesinatos y guerras por intereses de Estado no son cosa exclusiva de estos dos últimos siglos: “Cuando Kidd logra regresar a las colonias con su presa mercante nominalmente francesa y con los pocos hombres que le han permanecido fieles se encuentra con que lord Bellomont le arresta como pirata. La razón es sencilla, las acusaciones públicas de piratería contra Kidd ponían en una situación comprometida a hombres poderosos. Éstos debían mostrar contra él la mayor dureza para salvar su propia situación, muy desairada en virtud del extraño compromiso al que habían llegado en su contrato y que podía salpicar al propio monarca. Lo que siguió es fácil de imaginar.”
El viento en las jarcias.