Las cosas en Irak se ponen cada vez peor. Y esa es precisamente la derrota que no necesitamos. Lo digo por Occidente, aunque buena parte de él se sienta exento de responsabilidad.
Manu Leguineche: “Primero fue la resistencia suní, luego la entrada de los combatientes extranjeros, las brigadas internacionales de Alá, más tarde la insurrección, la inesperada alianza entre chiitas y suníes. El procónsul Paul Bremer no ha podido hacerlo peor: secuestra un periódico del líder chiita Al Sadr, encarcela a un estrecho colaborador del imán, mete los tanques en Faluya con lo que causa un amplio número de
mártires. Más gasolina al fuego de los radicales [...] El cambio de guardia del 30 de junio se presenta bajo nubes amenazantes. Los estadounidenses vinieron a salvar a los iraquíes, y lo han hecho tan mal que ahora les toca salvarse ellos mismos.”
La conquistade Bagdad.