Cuando hablamos o escribimos, ponemos palabras a nuestros sentimientos y pensamientos, por lo que el
uso que hacemos del lenguaje no es más que el reflejo de los valores que hemos asumido como propios, ya sea de manera consciente o inconsciente. Algo diferente es la conclusión a la que llegaron Sami Naïr, Xavier Antich y José Antonio Millán en su debate sobre la capacidad de perversión de la palabra.
El lenguaje es totalitario, fascista y tramposo por definición es el resumen que realiza
Quico Alsedo. Obviamente el lenguaje refleja los valores de la sociedad que lo habla, y en este sentido si la sociedad es totalitaria, fascista o sexista, probablemente eso se evidenciará también en el lenguaje; ahora bien, el lenguaje es un instrumento, por lo que es el uso y la intencionalidad del mismo lo que habría que valorar; la perpetuación de lo que hay en la sociedad o la transformación de creencias y comportamientos son direcciones bien distintas hacia las que enfocar el uso del lenguaje;
Si sólo existe lo que se nombra…