Espido Freire: “Leo el libro de Antonio Salas «El año que trafiqué con mujeres», y me asombra la superficialidad y la falta de tacto con que los medios de comunicación han acogido los datos de la prostitución que este autor denuncia. La proliferación de las especulaciones y el baile de siglas que han aparecido durante las últimas dos semanas ocultan otras realidades mucho más graves, y por lo tanto, mucho menos interesantes y atractivas: el tráfico de mujeres, su venta o traspaso de burdel y burdel, de manera que la deuda que contraen en sus países de origen aumenta hasta convertirse en desorbitada, la utilización de menores, la hipocresía de una sociedad que no deja de culpar a las mujeres de la situación en la que se encuentran y al mismo tiempo exige de ellas que continúen comportándose de manera idéntica”.
Amos y esclavas