Álvaro García: “En España no, en España, país golpista y guerracivilista, la democracia hay que inaugurarla con sorpresa cada mañana y el balance más sorprendente de unas elecciones suele ser el hecho peculiar de que el perdedor acepta ante un micrófono el resultado, y aun así sabiendo que en el fondo del fondo no lo acepta, o no lo entiende, no da crédito y, más que buscar razones para el éxito o el fracaso, se aplica a interceptar culpables de que la gente sencillamente haya acudido a votar. Hoy, en mi país, hasta los mensajes por teléfono personal están siendo sospechosos de que los colegios electorales se llenaran. Hay quizás en España quien querría encarcelar a los teléfonos móviles, por su facilidad para transmitir impresiones y euforias y cabreos individuales que, sumados, resultan los de un mundo.”
Confiscación de los móviles.