El fracaso de la escuela pública es un fracaso de la gestión, no del modelo. Una escuela pública fuerte y de calidad —sin excluir en absoluto una buena oferta privada— es necesaria para asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades y para forjar un Estado culto y eficiente.
Barry Dean Simpson no piensa así: “La razón detrás de los éxitos de los sistemas privados y de pago debería ser elemental para cualquier estudiante de economía: los negocios privados están orientados hacia el consumo. El feedback de beneficios y pérdidas le dice a los empresarios cuándo satisfacen o dejan de satisfacer las necesidades de los consumidores. Los empresarios que se mantienen con pérdidas finalmente dejan de ser empresarios. Por el contrario, el beneficio es una recompensa para los empresarios que anticipan correctamente los deseos de los consumidores. Una mirada sucinta a los colegios privados dan fe de estos hechos. Los colegios privados ofrecían unos curricula variados a los estudiantes. Mientras que los colegios públicos se circunscribían a “las tres erres” (lectura, escritura y aritmética), los colegios privados ofrecían cursos de geografía, biblioteconomía, geometría, trigonometría, planimetría, francés, alemán, historia y en ocasiones danza.”
Educación “gratuita” y alfabetización.