Créanme que mi intención era correr un
estúpido velo sobre los sucesos informativos y gubernamentales en torno al atentado terrorista del 11-M. Pero no me dejan. La utilización de la manipulación para tapar la manipulación ronda el landismo.
Arcadi Espada se lo explica muy bien: ” La única novedad es que los espías españoles son capaces de escribir informes sobre la peor tragedia de la posguerra europea cuyo volumen de información y calidad deductiva no supera la de los Siete Secretos, la peor serie nunca escrita por la huraña señora Blyton. Y que el gobierno los presentó ayer no con vergüenza y sonrojo, sino con satisfacción y orgullo. Creyendo salvarse de una deshonra que nunca existió, pero explicitando al tiempo, apenas sin metáfora, cuál ha sido su mayúscula e imprescriptible responsabilidad ante la tragedia del 11 de marzo. La de creer que sólo Eta podría causar una matanza y orientar así, en consecuencia, la actividad central de su investigación preventiva. La de seguir creyéndolo con los doscientos cadáveres. La de obstinarse en ello a pesar de los hechos que el gobierno mismo iba presentando. En el fondo: la responsabilidad de no haberse tomado, ni siquiera a sí mismos, en serio.”
19 de marzo.