Estoy en desacuerdo con Carlos Colón, que dice que no se guardó el luto adecuado por los muertos de Madrid. Como ejemplo principal pone el fútbol: los partidos de UEFA el mismo día del atentado, los de liga el fin de semana y la final de copa el miércoles. Colón alega que los ritos son importantes y deben practicarse con genuino sentimiento: en eso estoy de acuerdo. ¿Pero no fueron procesiones funerarias las grandes manifestaciones del viernes? Yo prefiero la emotividad de un minuto de silencio en un estadio con 40 mil personas, que quedarme en casa. Ese arropamiento en la masa puede tener efectos negativos, se sabe, pero también sirve para remarcar que vivimos en sociedad y que estamos todos juntos en algo. El luto es un proceso de asimilación de la perdida. Las personas afectadas más de cerca tardarán más tiempo y debemos ayudarles. Creo que una de las formas de hacerlo es seguir construyendo la vida; sin dejar de lado el conocimiento de que el recuerdo y el sentimiento por las víctimas son parte, ya, de esa vida, de nuestras vidas. La indecencia del olvido.