Jesús Silva-Herzog Márquez: ”¿Servirá la masacre para constituir una conciencia de los riesgos que representa el fundamentalismo para las democracias occidentales? Ojalá. Sería un error gravísimo pensar que el 11 de marzo fue un golpe solamente a España -o, peor aún, que fue una respuesta perversamente justa a la colaboración española en Iraq. Es necesario, escribía el historiador británico Timothy Garton Ash hace unos días en El País, que Europa exprese una identidad solidaria que sirva, ahora sí, para construir una política común frente al enemigo común. Eso implica, entre otras cosas, decirle a Estados Unidos con una sola voz, los errores que está cometiendo en su guerra contra el terror. Por lo pronto, Le Monde, un diario muy crítico de la política norteamericana reciente, registraba los hechos para sostener que Europa debía repensar su estrategia para enfrentar al fundamentalismo islámico. Los europeos necesitan reconocer su vulnerabilidad en los bombazos de Madrid. Es cierto que vivimos bajo una nueva guerra. No es la guerra contra una civilización sino contra un fundamentalismo totalitario y violento. Las democracias deben actuar juntas.”
Los fascistas.