“Nuestro sueño es un mundo sin pobreza”. Lo dice el FMI y resulta difícil de creer, de hecho para una gran mayoría podrá parecer hasta una una ironía.
Mariana Martínez recuerda que desde la década de los noventa, “la misión del FMI ha sido la de un maestro de economía dedicado a dictar las lecciones que sus discípulos deben seguir para estar “acorde” con los lineamientos internacionales del buen economista: ajuste fiscal, control de gastos, entre otras”. El problema es que estas lecciones siempre han estado alejadas de la realidad del país y de las necesidades de su población; Horst Koehler lo acaba de reconocer: “el FMI necesita definir un nuevo gesto en las relaciones que mantiene con América Latina”.
El FMI y sus lecciones avanza