Un cuento de
Joan Barril: “Tras mucho años de gobierno amarillo ahora había empezado a mandar un gobierno arcoiris. El Director General era un tipo eficaz y bien visto por todo el mundo, también por los del arcoiris. Pero en todos los partidos hay cola para ocupar cargos y no podía ser que, a pesar de la eficacia demostrada, un director general amarillo ocupara la silla y el coche oficial que le correspondería a un arcoiris bisoño e inexperto pero arcoiris al fin. Ese era el significado del suspiro del Director General. En pocos días iban a echarle y todavía no había encontrado un trabajo alternativo. Tenía mucho pasado, pero muy poco futuro.”
La conjura del volante.