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Mensaje de escritores, artistas y académicos venezolanos a sus colegas de todo el mundo

Venezuela sigue muy mal. Nada parecer haberse modificado desde los comienzos de las protestas ciudadanas por el modo en que Chavez lleva su mandato. Una serie de escritores venezolanos denuncian la situación insostenible en la que ellos dicen que el presidente ha sumido al país: “Chávez no entendió que su plan de gobierno, ese conjunto de ideas elementales y de promesas que entusiasmó a millones de venezolanos, requería para su aplicación de un amplio consenso, mediante una paciente labor de persuasión y convencimiento, aun cuando se supiese que siempre habría poderosos sectores refractarios a los cambios que el país reclama. En lugar de procurar la suma de voluntades, Chávez utilizó una arenga venenosa, orientada a fomentar la violencia, el odio de clases y la exclusión de inmensos sectores de clases media y alta, tildados por él de oligarcas.” Mensaje de escritores, artistas y académicos venezolanos a sus colegas de todo el mundo.
Marcos Taracido | 03/03/2004 | Artículos | Democracia

Comentarios

  1. Sonoman
    2004-03-03 14:33 No parecen muy convicentes los argumentos de estos personajes, dado que toda la prensa internacional (que ya es mucho decir), se hizo eco de la declaración de veracidad del tipo que auspiciaba la recogida de firmas contra Chavez, del diálogo donde él le confesaba a su hijo por teléfono que no habían llegado a recoger 2.900.000 firmas, sino solo 1.900.000. Así que hablar de fraude, trae muchos ecos del famoso fraude del que hablaban los golpistas chilenos… En fin, como si fuésemos idiotas y no supiésemos las toneladas de dolares que debe estar regalando la CIA en Venezuela para desestabilizar el gobierno, luego de que el golpe que organizaron no les funcionó... Por favor, hacerse eco de estas declaraciones es apoyar el imperio…
  2. Pablo Mora
    2004-03-04 05:42 En tiempo de guerra tras el estallido solar del porvenir Pablo Mora moraleja@telcel.net.ve Profesor Titular, Jubilado, UNET San Cristóbal, Táchira, Venezuela www.poesia.org.ve www.poesia.com.ve www.poiesologia.com © Pablo Mora 2004 Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero26/tiguerra.html
  3. Pablo Mora
    2004-03-10 17:03 Desarme verbal Por: Pablo Mora* Pido la paz y la palabra Blas de Otero La luz estorba y la palabra humana. El universo habla mejor que el hombre. José Martí Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. Ernest Hemingway Por tus palabras habrás de ser justificado y por tus palabras serás condenado. Jesucristo La palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas con su son. Gustave Flaubert Un poco de aire estremecido que, desde la madrugada confusa del Génesis, tiene poder de creación. José Ortega y Gasset Sea esta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos. Séneca El que sabe hablar, sabe también cuándo. Arquímedes Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra. Georges Clemenceau El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios. San Agustín De todos los vicios que conozco, ninguno es peor que el de perder el tiempo de la acción en la palabra. Pedro Albizu Campos. El hombre de la calle reclama que nuestra labor sea consecutivamente de pensamiento, de acción y de pasión. Ante todo de pensamiento; luego, de acción que ponga en marcha las conclusiones del pensamiento; y enseguida, de pasión, para cumplir la acción, esto es, para ejecutar apasionadamente lo decidido y resuelto por el pensamiento. Una recomendación a favor de la economía del tiempo, esto es, a favor del desarme verbal, de la liquidación de la palabra violenta. Nos permitimos suplicar, como previo a todo avenimiento entre las potencias, el desarme oratorio, o lo que es lo mismo, la eliminación del discurso atómico. Ese tipo de discurso, hinchado de vehemencia, produce inquietudes en el hombre de la calle y ocasiona destrucción nerviosa, estrago biológico tanto para los organismos individuales como para los organismos colectivos. Pasión, acción y pensamiento realizan los designios de los hombres cuando la acción está al servicio del pensamiento y la pasión se inspira en el pensamiento de servicio. Andrés Eloy Blanco El cumplimiento de la palabra humana es lo que le da al hombre la entereza de la verdad, por esta razón, la palabra humana no se cumple sino cuando se da, cuando se entrega, como la sangre. Pascal Hoy nadie da la palabra, ni tan siquiera los que se tienen por más honrados. Hoy se podría decir que no hay tiempo para dar lo que no se tiene. Hoy no se da la palabra en el más extenso y estricto sentido de la frase, del hecho; nadie da lo que no tiene. Hoy el alma de los Pueblos, la palabra de los Pueblos y su gente, está muerta, vacía, no tiene alma. No podemos esperar Pueblos-hombres ni hombres-Pueblos; no los hay, no existen. Así ocurre que vivimos continuamente en la mentira, en la desesperación y la duda, en el desarraigo continuo y sin esperanza alguna de reencontrarnos como Pueblo. Tigzirin Tiknariyin,Ta-Ferka. Diosa enseñoreada en el confín del orbe, del hombre y de la vida. Presencia humana. Señal de encuentro o desencuentro. En la diatriba, la decisión, la suerte o el destino. Espada, transparencia, duelo, reto o vínculo. Tapiz, alfombra, disfraz, encanto. Comunión, derrota, triunfo, destrucción, logro o meta. Justificación, condena, liberación. Intención, propósito, diálogo, aguijón o miel. Acción, empeño, lucha, comisión, misión. Deliberancia, discusión. Pensamiento. Convergencia. Divergencia. Lumbre, sombra o esperanza. Palabra en mano, volear semillas. Dar palabra, corazón y mano. Frente a una enmascarada, una palabra articulada, activa, justa, digna, fehaciente, clara, transparente, verdadera. Una palabra que golpee, junte y acompañe. La libertad de la palabra, derecho inalienable. Sacando cuentas y después de todo, tú sola y para siempre la palabra. Hermana mayor del hombre, presencia las agonías, protege al pueblo, vuelca como campana su acero y su sonido hacia todas las mañanas. Por la palabra comienza toda revolución en la medida en que sólo se consigue evitar los equívocos e hipocresías cuando la palabra realmente dice lo que significa. Saber, querer, poder, camino de la sobrevivencia, de la muerte o de la gloria. La justicia —pan del pueblo— casi siempre hambrea al hombre. Ante un pueblo con justicia, sobra el arma. Defender los derechos del pueblo pareciera subversión. Mientras la llama roja de la fe flamea, la Libertad es la religión definitiva. La poesía de la Libertad el culto nuevo. Los hombres, todos, los nuevos sacerdotes. Las capillas, todos los caminos de la Paz. Se empieza por la palabra. Al pie de ella, nace el pueblo. Perdida, en aprieto el pueblo, apela a la pólvora. Despierta la conciencia, se encienden las pasiones, surge la tormenta que arrasa, renueva, restaura, limpia, purifica. Al precio de su sangre, insurge el pueblo en busca de palabra. Se rebela. Desaforado, corre tras el pan. La guerra, el último remedio, sólo medio; el fin, la paz. La pólvora o la guerra, esfuerzo hacia la paz. El progreso, la civilización sistematiza, perfecciona la barbarie en medio de la larga letanía de este inhumano laberinto de finanzas salvajes, inconclusas, inventadas. Todos los náufragos tienen derecho a ser salvados, el límite lo da la dimensión del barco. O revolución o contrarrevolución. O revolucionarios o contrarrevolucionarios. Obstaculizar o construir. La revolución es una necesidad histórica, un hecho inevitable. De pueblo en pueblo, la revolución un día llegará. Podrá el día estar lejano, mas sí signado y ninguna reforma, ningún artificio, ninguna represión podrá evitar su adviento. Perdida la palabra, al pueblo no le queda sino asirse a la pólvora para reencontrar el camino, que puede ser de mucha o poca sangre. Las revoluciones que empiezan por la palabra, a las veces concluyen con la pólvora de manos del pueblo, de los hombres. Palabra, pueblo, pólvora: consignas para elegir. Para un mundo o una patria en pie de guerra. Para el pan que haga falta. ¡Alumbre la Luna nuevas intenciones desde este ruedo fantasmal del hambre! ¡Pidamos la paz y la palabra! * Profesor Titular, Jubilado, Universidad Nacional Experimental del Táchira
  4. aragoneses
    2004-05-31 18:48 desde,aragon artistas,poetas,radsodas,magos y musicos os mandan saludos

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