Sergio Ramírez narra su encuentro con Julio Cortázar en una Iglesia de Nicaragua y la conversación que se mantuvo sobre los Evangelios: ” Al terminar la misa se dedicó a fotografiar los cuadros primitivos pintados por los campesinos de la comunidad: paisajes coloridos de las islas, la nutrida floresta, barquitos en el lago, ranchos bajo cocoteros en la orilla. Esas fotografías fueron el pie para su cuento Apocalipsis de Solentiname. Empieza narrando la historia real de nuestro viaje en avioneta desde San José, la travesía por el río y por el lago, y habla de las fotos que tomó a los cuadros. Luego, haciendo ese sesgo peculiar de sus cuentos, donde la realidad cede de manera imprevista, y natural, el paso a lo extraordinario, cuenta que ya de regreso en París, cuando tras revelar los rollos proyecta las diapositivas una noche en su apartamento, en lugar de aquellos cuadros inocentes empiezan a aparecer en la pantalla escenas del horror diario de la América Latina, prisioneros encapuchados, torturados, cuerpos mutilados.”
El evangelio según Cortázar.