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Josep Maria Espinàs le ha llamado la atención un lector por decir que un nombre era vulgar, en lugar de común. “Es interesante darse cuenta de que, de “vulgar”, surgió “divulgación”, que no tiene nada de peyorativo. Porque, en origen, el latín vulgus significaba multitud. Y así, del catalán y el castellano se decía, en tiempos medievales, que eran “lenguas vulgares”, sencillamente porque el latín resistía en una minoría pero el pueblo mayoritario ya usaba las nuevas lenguas.
En estos últimos años hemos podido observar la estrecha relación existente entre “vulgar” y “popular”. Aparecieron nombres como Iván o Vanessa, que eran realmente raros, pero se pusieron de moda, hasta el punto de que a según quien ya le parecen “vulgares”. No porque sean feos. Lo que ocurre es que, cada vez más elitistas y egocéntricos, nos gustaría tener un nombre que nadie llevara.” ¿Recuerdan la movida esa de Prince de cambiar su nombre por un jeroglífico?
‘Vulgar’ no siempre es ofensivo.