Steve Fuller: ”[Las ciencias y las humanidades] prefieren estudiar a la humanidad sin tener que mezclarse con seres humanos de carne y hueso. Los psicólogos evolutivos infieren los factores determinantes de nuestra configuración actual de los restos de nuestros antepasados de la Edad de Piedra (incluido su ADN), en tanto que los humanistas centran su atención en artefactos de épocas más recientes, en las que ya existía una escritura.
Las ciencias sociales hacen lo contrario: se atienen a la máxima de que para estudiar a los seres humanos lo mejor es interactuar con ellos. El método típico es inducirlos a decir y hacer cosas que, de otro modo, tal vez no dirían ni harían. Esta idea profundamente simple, común a los experimentos y las etnografías, inspiró los triunfos y los desastres que jalonan la política moderna. Requiere una premisa cada vez más controversial: todas las personas (sean cuales fueren sus logros, capacidades, posición social o estado de salud) son miembros de la sociedad igualmente importantes, y su fuerza radica, en última instancia, en lo que pueden hacer conjuntamente.”
Para qué sirven las ciencias sociales.