“Imagine que lo encierran, lo interrogan, le preguntan cosas que no comprende o que no sabe, no lo dejan dormir y aunque lo dejaran no podría, y no sabe por qué está ahí, y le da miedo, le da mucho miedo. Una noche, un amanecer, una tarde, una mañana lo sacan de la celda y le dicen que se ponga un traje anaranjado”.
Miguel Molina se pone en otro pellejo y nos incita a hacer lo mismo.
Dos años preso. “No sonría, pero tampoco llore”
2004-02-24 02:04 Hacía tiempo que no leía demagogia en estado tan químicamente puro.
2004-02-24 11:04 ¿Es que no lees a diario Libertad Digital? Pues que no se entere Federico… :) Saludos.
2004-02-24 15:56 Sería interesante detallar dónde exactamente reside la demagogia del artículo, sin una argumentación la crítica suena demasiado hueca.