Carlos Rehermann escribe sobre Modigliani y su destino de rechazado:
El príncipe de los bohemios: “Era la época en que los manifiestos comenzaban a circular. El primero de todos, producido por los futuristas italianos, le fue ofrecido para que estampara su firma, lo que pone en evidencia que los promotores de algunos movimientos de vanguardia no se preocupaban tanto por las ideas de los firmantes, como por la abundancia de firmas [...] Modi no se suscribió a nada, y sin embargo fue probablemente uno de los artistas más revolucionarios de su siglo”.