Juan Goytisolo: “Desde hace 18 años, Mordejai Vanunu permanece encarcelado en unas condiciones que traen a la memoria las de épocas pasadas de la historia europea o de las dictaduras de todo pelaje señaladas con el dedo por Amnistía Internacional. Pero, en vez de ser sostenido por los partidos democráticos y los movimientos pacifistas, subraya Alcalay, Vanunu ha sido abandonado a su suerte. Secuestrado en Italia por agentes del Mosad (los servicios secretos israelíes), como lo fueron en su día Galíndez y Ben Barka, parece haber desaparecido desde entonces de la faz de la Tierra. Sepultado en vida a causa de unas ideas trasladadas con valentía al terreno de los hechos, ha resistido y resiste con dignidad a su inhumana condena. Acusado por el tribunal que le juzgó de haber descubierto secretos de Estado, replicó a sus jueces: “El ciudadano puede exigir cuentas a la clase política, ustedes son responsables ante mí. (...) El ciudadano puede desvelar las maquinaciones de todos los regímenes del mundo mediante la desobediencia civil. (...) Una acción como la mía enseña a los demás que el propio razonamiento, el de todo individuo, no es menos importante que el de los jefes. Éstos se sirven de la fuerza y sacrifican a millares de personas en el altar de su megalomanía. No les sigáis a ciegas”.”
El preso de conciencia desconocido.