La tendencia, la costumbre, lo fácil, es culpar a otro. En literatura se viene acusando al sector editorial de futilidad, de que el mercado puede al criterio y la calidad; y se acusa a los creadores de haber bajado el listón, de empobrecerse.
José María Guelbenzu hace hincapié en la responsabilidad del lector: “En mi opinión, lo que ha descendido no sólo en España, sino también en los países que antes citaba como ejemplos de índice de lectura, es la calidad del lector, porque la calidad de la mejor literatura no ha cedido. Pero refiriéndonos a España, me atrevo a conjeturar que el cambio de proporciones entre lector selectivo (que escoge y progresa) y lector común (que sólo exige más de lo mismo) a favor de este último se debe sobre todo a la incorporación de nuevos lectores. Vivimos en una sociedad lo suficientemente rica como para permitirse comprar libros y lo suficientemente deseosa de autoafirmación como para leerlos. El problema es de criterio.” A esto le sigue una serie de afirmaciones y reflexiones cuando menos necesarias.
La decandencia del lector [*pdf].