Hay deportes que se dejan escribir mejor que otros. El beisbol y el boxeo son los mejores, abiertos como están a la épica. (Creo que el fútbol también se prestaría, pero nuestros diarios deportivos nos consideran analfabetos y no contratan escritores.) ¿Recuerdan la pelea entre Foreman y Ali en Kinshasa en 1974? Concientes de las posibilidades literarias del evento, ahí estuvieron Norman Mailer y George Plimpton, el mítico editor de The Paris Review. En todo caso, para los amantes del pulp, un homenaje a Muhammad Ali, de
Susana Viau: “Tal vez Kinshasa no vuelva a reunir nunca en tan pocos metros cuadrados semejante grupo humano: George Foreman, el retador Muhammad Alí, Joe Frazier en el ringside, el joven Don King en la organización del espectáculo, Archie Moore en el rincón de Foreman, Angelo Dundee en el del hombre que aspira a recuperar la corona que le han quitado por negarse a ir a Vietnam, una empresa mucho menos honrosa que las que lo llevaron a ser el número uno de los pesados, el número uno a secas. La noche del 30 de octubre de 1974, cuando la historia empieza a darle la razón y el ejército americano empaca sus pertrechos, las apuestas se cuentan 3 a 1 a la mano de Foreman, 25 años, 9 menos que el desafiante. Contra las predicciones, el favorito cae por K.O., atontado, la cara tumefacta, en el octavo round de la pelea a 15, aunque estaba claro que Foreman había empezado a perder mucho antes, la primera de las veces en que su corpachón quedó desmadejado, como un muñeco de trapo, entre las cuerdas.”
Un hijo de su tiempo.