Ahora que se cumple un año del supuesto nacimiento de la “primera” niña clonada, y al parecer, por lo menos otro niño, por obra y gracia de dos laboratorios distintos,
Santiago Bruno Olmedo, especialista en medicina reproductiva, alega que tras esos intentos publicitarios no se ha visto ningún resultado: “La comunidad científica universal mostró su rechazo a estas prácticas. No sólo por el intento de marketinización de la ciencia, sino por la misma intención de utilizar la clonación reproductiva
algo que quizás sea posible en el futuro desde el punto de vista técnico, ya que no existen causas que la justifiquen, habiendo tantos métodos modernos y efectivos de reproducción asistida para vencer la esterilidad.
La clonación terapéutica es harina de otro costal.
Lograr el trasplante de un órgano clonado y salvar la vida de un paciente que no tiene tiempo de esperar a un eventual donante es otra cosa. Combatir enfermedades mediante la clonación de células es diferente de fabricar chicos. La diferencia no está sólo en el procedimiento, sino también en la ética, la responsabilidad y la prudencia.”
La ciencia, la paciencia y el marketing.