Arnoldo Kraus: “El fanatismo, no hay duda, es una enfermedad despiadada: sus actores no diferencian y no admiten diálogos. Es despiadado, dogmático y ciego como sucede con los tumores muy agresivos: una vez contraído, la cura es imposible. Es inmune a la palabra
y a cualquier cura porque es una religión delirante. El fanatismo es, a la vez, una enfermedad peculiar: su comportamiento, sus alcances y sus metástasis han birlado muchos de los éxitos y supuestos del conocimiento y de la sabiduría occidental.”
Fanatismos.