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Adiós a las trampas

Elena Poniatowska: “Alguna vez en la cárcel llamada El Palacio Negro de Lecumberri, hoy Archivo General de la Nación, se archivaban los hombres y no los documentos del país. En la crujía F, encarcelado, conocí a un cajero de banco que empezó a sustraer dinero de a poquito hasta llegar a muchito. Como no podía dormir en la noche por la angustia, compró pastillas para dormir, y como en el día el sueño lo entorpecía consumió pastillas para mantenerse despierto. La primera noche sin sus pastillas fue un infierno, las reclamaba a gritos; la segunda y la tercera también resultaron intolerables, pero a la cuarta noche durmió de sueño natural. Y por eso le estaba agradecido a la cárcel. Había dejado de hacer trampa.” Había recobrado la salud.
Las trampas dañan la salud mental, las trampas impiden la paz, las trampas destruyen; el que hace trampa nunca duerme tranquilo, y no dormir, como todos lo sabemos, es el primer paso hacia el caos y la locura.
Un país tramposo es un país condenado al caos y a la larga se destruirá a sí mismo. Se puede alegar que qué importa una mentirita si en un momento dado todos mentimos, que hay mentiras piadosas, que hay mentiras blancas, pero esto es una falacia. Ninguna enfermedad más mortal que la mentira. Adiós a las trampas.
Roger Colom | 25/01/2004 | Artículos | Crítica social

Comentarios

  1. alo
    2004-01-25 14:37 Si las sociedades tienen fundamento y éste pasa por la persona, es la dimensión de la confianza mutua el perfil sobre el que es posible sustentar una sociedad vivible. ¿Demasiado cerrado el argumento? Tal vez. Pero sobre todo, demasiado sobrecogedor. Se comienza a decir una y mil veces que tal o cual propuesta no es creíble, que no es digna de la más mínima confianza, que el otro miente. ¿Y si es mentira la acusación de mentira? Quien dice que todos mienten, ¿está mintiendo? Es por tanto imposible la mentira absoluta, siempre hay una verdad que prevalece: el hombre más perverso querrá algo para sí. Por eso, la estructuras sociales no mejoran la sociedad, sino las personas que lo constituyen, que pueden hacer que se silencien los gritos de poder, de vanagloria, de ambición y orgullo. Debajo de toda argumentación no fundada en la honradez de la persona, en su fiablidad, está la argumentación de la descalificación de la persona y la defensa de estructuras (y el afán de personas que quieren, que desean poder). Quien deje la razón y la libertad para hacer y ser bueno, muy bueno, y así adentrarse en la escurridiza dialéctica de la acusación de mentira (aquel que tire la primera piedra con palabras O CON HECHOS) debe ser mirado como traidor del diálogo social: es peligroso. Es un abismo el que abre ante nosotros que sólo la solidez moral del uno a uno puede reconstruir. MIENTEN LOS QUE DICEN QUE MIENTEN…. y no hacen nada. Como bien sabían en Polonia, repetían: Polonia sólo será libre cuando 2+2 sea siempre 4. ¿Quién me enseñará las matemáticas de la vida en la que vivo? ¿Papá estado, ¿Mamá escuala pública con profesores de ETA? ¿todas las televisiones, prensa y todas las radios de ese único imnipresente Polanco? ¿quien me permitirá conocer la verdad? No son tiempos fáciles. Buscaré maestros de los que fiarme, miraré sus vidas, hablaré con ellos.
  2. Cayetano
    2004-01-25 15:35 Alo: No lo vas a tener fácil, sin embargo creo que no es imposible. Asume que quizás alguien te engañe, tambien caigo en las trampas que yo mismo construyo, de hay infiero la posibilidad de que otros hagan lo mismo. Con todo, según creo saber, la verdad no es una y es cambiante. Creo, que creer firmemente en la verdad-hoy sabiendo que que no es verdad-mañana es algo heroíco. No es fácil, no es windows :-)

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