Divertida sátira política la de
Otis B. Drifwood, ensañándose con la harto frágil, cambiante y muchas veces patética figura del Portavoz del Gobierno: “Tras ella, Alfredo Pérez Rubalcaba comenzó a darnos una idea muy aproximada de lo que iba a ser ese cargo en adelante, esto es, hagamos en unas semanas toda la propaganda que se nos pasó hacer en los años buenos, afilando la lengua contra los demás todo lo que fuese necesario, eso sí, cortandola en dos para hacerlo de forma sutil, algo que cabrea más. Y fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de lo que se respiraba en ese peligrosísimo cargo. ¿El resultado? No ha vuelto a ganar unas elecciones el PSOE desde entonces. Curiosamente, ahí sigue como ideólogo el tío.”
Será que es contagioso.