La igualdad de oportunidades, que yo cifro en una educación pública potente y abierta a todos, y en un sistema sanitario eficiente que no excluya a nadie, es el factor principal en la movilidad social. Y es algo que está desapareciendo en Occidente, gracias al liderazgo de EEUU.
Paul Krugman escribe precisamente sobre eso en uno de sus últimos artículos: “Ahora viene el golpe: el artículo del Business Week cita una nueva encuesta entre varones adultos de hoy, la cual encuentra que esa cifra se ha reducido a sólo 10 por ciento. Es decir, en la generación pasada la movilidad hacia arriba ha tenido un drástico descenso. Muy pocos hijos de la clase baja logran ascender siquiera hacia un ingreso moderado. Esto se compagina con otros estudios que indican que aquellas historias “de mendigo a millonario” se han vuelto escasas al punto de la extinción, y que la correlación entre los ingresos de padres e hijos ha aumentado en décadas recientes. En el Estados Unidos moderno, parece muy probable que uno se quede en la clase económica y social en la que nació.” Las razones son que las oportunidades de las que escribo arriba se están esfumando.
La muerte del sueño americano.