Cualquier decisión política que afecte a cerca de 12 millones de personas es delicada; todovía lo es más si los afectados son inmigrantes sin papeles. Por eso lo que duele es que el resorte que mueve a tomar medidas sea la propaganda electoral, la eterna ya y perenne propaganda electoral: “Este plan de reforma es muy limitado como propuesta. Con una población de inmigrantes indocumentados calculada entre los 8 y los 12 millones, y que continúa creciendo, un programa bracero controlado por las empresas no es suficiente. Muchos de estos inmigrantes han puesto su vida en riesgo al cruzar la frontera en medio del desierto o escondidos en un camión de carga. ¿Cuántos de ellos van a salir de “las sombras” por una legalización temporal de tres o seis años?”
Protagonistas o convidados de piedra, de
Silvia Arana.