Tengo para mí que en el fondo el racismo es una lucha de clases; además, claro, es una cobardía y un recurso sencillo para ocultar el miedo: la culpa siempre es del otro, del de más allá. Nadie tuerce la nariz ante un negro de frac, y vemos gitanos por ahí adorados por todos: tienen dinero y éxito. Ahora el racismo es una mezcla fétida y espesa de clasismo y xenofobia.
Qué cosa fuera, de
Jesús Gómez: “Wilde tenía razón al decir que lo más profundo de los seres humanos es la piel. Es mucho más sencillo, y al mismo tiempo, menos prosaico: Hay que volver a la calle. Hay que volver al barrio, a las asociaciones de vecinos, a los institutos, a la acción. Hay que ocupar bancos, recitar poemas en las esquinas, organizar conciertos, exigir lo imposible. Si confiamos los sueños a una izquierda que se aferra a instituciones y dictaduras, seguiremos la deriva hacia la derrota final.”
2004-01-04 20:02 Pues creo que a esto es precisamente a lo que se tiende en la sociedad occidental, y es una lástima: a institucionalizar cada vez más las acciones y a desposeerlas de aquella sencillez de hace algunas décadas, cuando no había tantos reparos en empezar a trabajar desde abajo y había mucha más cooperación entre los equipos. Tal vez ahora hay mucho desencanto en nuestra sociedad, en diversos ámbitos, y esto nos hace ser pasivos, ya que en aquella conducta de volver al barrio, a la acción y a las asociaciones de vecinos se palpaba la ilusión de las personas, que actuaba como motor. Abrazos, Aura