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Genocidios

Hermoso artículo, y duro, muy duro, el de Jack Fuchs, donde hace un canto al realismo, es decir, al despojo en nuestras vidas de todo glaseado de azucar sobre las cosas para que la limpieza de la mirada nos deje verlas tal y como son: “Se tolera mejor la idea de una memoria eficaz, una buena memoria que impida el retorno del crimen, como creen los señores de la autoayuda, esos mercachifles del marketing de la voluntad, esos reduccionistas del deseo a estadística, “tú puedes, tú puedes”, porque lo que hay que olvidar a toda costa es la circunstancia obvia de que el hombre mata por deseo de matar, de que el deseo no se detiene en el discurso de los bienes, en la fanfarronería de la felicidad. Y este olvido sistemático, esta caída, que es una caída de lenguaje, es ahora la forma moral hegemónica. Vivimos en la época de la autoayuda y la estadística, en la época del brillo universal de la publicidad, una época en la que resulta cada vez más difícil mirar de frente el desastre.” Genocidios.
Marcos Taracido | 30/12/2003 | Artículos | Crítica social

Comentarios

  1. Cayetano
    2003-12-30 23:24 Hola ¿Qué tal? Yo bien con Okal :) Los editores de Página12 apuntan que Jack Fuchs es un “escritor, docente y sobreviviente de Auschwitz”. No aclaran, por falta de espacio supongo, si sobrevivió a los horrores del campo como funcionario o, por el contrario, como paciente. Tampoco le voy a echar yo azúcar al café. Imagino que el dato de ser un “ex-interno de Auschwitz” se da suponiéndolo paciente. Pero las víctimas no siempre son pacientes y acaban por hacer lo que aprendieron de sus verdugos. Llegan incluso a superar y mejorar las técnicas. El horror y los canívales existen, tambien los ángeles. A éstos, como apuntaba Ende en un cuento, se les carga con las piedras (o las lágrimas) de los miserables de la tierra (y algunos cientos de víctimas). Con el sobrepeso el ángel no vuela más. Decir no. No a la creciente ola de “buenasintenciones”, al circo mediático que usa el horror para lubricar los monederos, justificar la “intervención” y la ayuda a la víctima lejana. No mientras continúes “porculeando” al vecino y comiéndote sus alas. A ver si se capta el chiste. Leopoldo Panero (1909-1962) escribe: Hijo mío. Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento, hacia la luz primera que toma el alma pura, voy contigo, hijo mío, por el camino lento de este amor que me crece como mansa locura. Voy contigo, hijo mío, frenesí soñoliento de mi carne, palabra de mi callada hondura, música que alguien pulsa no sé dónde,en elviento, no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura. Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada, me empujas levemente (ya casi siento el frío); me invitas a la sombra que se hunde en mi pisada, me arrastras de la mano… Y en tu ignorancia fío, y a tu amor me abandono sin que me quede nada, terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío. Su hijo Leopoldo María Panero (1948) puede que responda: Nu(n)ca Vi cuatro mujeres luchando por los senos de un muerto, vi cuatro mujeres luchando solas, más tarde, por la posesión del soplo y disputando con sus uñas feroces por el Abel Garmín que abandonaba feliz aquellos huesos. Hay cuatro mujeres que robaron mi fetidez sensible y mi podredumbre en el cadáver que aún respiraba lentamente dejando salir de allí mi alma con su pedo. Y esos cuatro seres aguardan ahora el resto sanguinolento de mi espíritu y habito para siempre en la carnicería de sus bocas y día a día bajo del nido de sus nalgas para saber entero en lo insensible del tiempo cuál era el sentido que no aprendí del cielo como cae debajo la palabra nunca. El ejemplo, supongo, explica porqué muchas personas son internos/pacientes de campos de exterminio. Otras, más cucas, dirigen la institución. El odio-dolor-rencor inutilidad o incapacidad del hijo-victima produce un segundo poema. Una losa sobre las alas del ángel. Jack Fuchs, los presos de la época franquista, el espino albar o las boñigas de oveja, me recuerdan a Leopoldo María. Quieras o no, continúan naciendo nuevas generaciones de ańgeles. Pero en el obscuro sótano de nuestras almas seguimos produciendo sueños de plomo, blanco de plomo con el que pintamos angelitos negros. Okal: Consulte a su farmaceútico de como usar este medicamento. Manténgase fuera del alcance de los niños. Jack Fuchs, además, es docente. ;)
  2. Cayetano
    2003-12-31 01:14 Olvidé esto: No te duela ese llanto, no te cures del mundo.—Rubén Darío

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