El pasado 24 de diciembre, después de la cena, sonó el timbre de la puerta. A partir de ahí, los niños contarán que vieron aparecer a Papa Noel, gordo, con barba y con un hermoso y gigantesco saco cargado de juguetes; con voz ronca y poderosa San Nicolás fue pronunciando, uno a uno, los nombres de los niños y entregándoles juguetes y al finalizar, visto y no visto, desapareció de la sala de un salto y un ho ho ho hermoso y fuerte quedó flotando en el ambiente. Lo que yo vi fue distinto: sin duda a Puri le quedaba grande el traje, la barba postiza se le movía escandalosamente por toda la cara, la voz era menos ronca que la de los niños y, con todo el cariño Puri, el ho ho ho final pareció el ladrido de un caniche.
¿Es objetiva la historia?, de
J.L. Calvo.