Ya saben, fin de año y toca recopilar. Es lo que hace
Otis B. Drifwood, y de qué manera: sin dejar títere con cabeza en el patio de monipodio de Aznar y lo suyos: “Pero de lo que pocos parecen haberse dado cuenta es de que Aznar es posiblemente el mayor presidente republicano que ha tenido este país, y me explico: nos guste o no, la Constitución establece nuestra forma de gobierno como monarquía parlamentaria, asignando claramente funciones al Rey de tipo diplomático, representativo y, en última instancia, militar, contando en todo caso con el refrendo del Gobierno para cada acto al que asiste y cada discurso que pronuncia. Pues bien, Aznar se ha arrogado prácticamente todas y cada una de esas funciones constitucionales, saltándose esos principios a la torera; y así, se ha dedicado a inaugurar Embajadas como la de Berlín, introducirnos en guerras no declaradas (obligación que también corresponde al monarca), o visitar a las tropas en Iraq, cuando es precisamente al Rey a quien corresponde hacerlo, como Capitán General de las Fuerzas Armadas que es. En estos últimos cuatro años el papel de la Casa Real se ha reducido al mínimo, provocando incluso ciertos conflictos entre ésta y el Gobierno, convenientemente ensordecidos (aunque no del todo silenciados) por los medios oficiales y no tan oficiales.”
Despedida sin cierre.