Yo si fuera el Gobierno (que, por si no se habían dado cuenta, no lo soy) le diría a la CEOE que mientras las empresas no inviertan fuertemente en I+D no tienen derecho a hablar ni de productividad ni de competitividad. Por lo tanto que se callen con lo de reducir las cotizaciones sociales y abaratar el empleo. Si no quieren hacer su trabajo de empresarios, que es buscar, crear, producir cosas nuevas; en otras palabras, si no quieren re-inventar el mercado, que para eso es la competencia, si quieren estar muy cómodos en su atraso, en comparación con los empresarios de los países del primer mundo, entonces no se puede hablar de lo otro. Convertirlo en tabú. Como cualquier discurso sobre la Constitución. (Bueno, este pequeño arrebato viene a cuento de un artículo de J.F. Martín Seco:
La rebelión de la CEOE).