No parece que a nuestro Gobierno le importe defender por igual los derechos humanos allí donde se violen. Por ejemplo, no les he oído protestar por la situación de los presos de Guantánamo, que a todas luces son víctimas de un sistema de reclusión indigno de un país con la tradición democrática de Estados Unidos: “En Guantánamo, no hay convenio de Ginebra sobre prisioneros de guerra que valga, como ya explicaron quienes se apoyan en el carácter ‘posmoderno’ de esta guerra contra el terrorismo, que no atiende a formalidades ni a límites geográficos, para explicarlo todo. Bush ha emprendido el camino imperial de promover un orden democrático en el planeta, y todavía hay quien no sabe agradecer sus esfuerzos: actualmente está tan atareado con la Operación Humanitaria en Irak que no da abasto. Si todavía no ha resuelto el «error mayúsculo» (Ana Palacio dixit) de los prisioneros de Guantánamo, es porque no tiene tiempo para andar democratizando al mismo tiempo ese gran país —con tantos pozos de petróleo— que es Irak y esa pequeña base en la isla de Cuba.”
David Iwasaki,
El limbo de Guantánamo.