No se trata quizás de que TODO el mundo tenga la misma capacidad tecnológica —sobre todo por utópica— sino de que el futuro no divida al mundo en dos trozos, el digital y el analógico, y sobre todo que esta división no se haga con el lucro como motor.
Ignacio Ramonet presenta cinco obejtivos básicos de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información: “Primero, la cuestión del fondo de solidaridad destinado a ayudar a los países en desarrollo a equiparse de infraestructuras de comunicación. Muchos estados pobres están dispuestos a permitir que estas infraestructuras sean instaladas por empresas privadas que podrán explotarlas luego y sacarles todo el beneficio que quieran. Las ONG se oponen y denuncian un neocolonialismo digital que agravará, dicen, la fractura tecnológica entre ricos y pobres. ”
Cumbre digital.
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Uno de los puntos que propone Ramonet es que la ONU se encargue del
gobierno de internet en lugar de una entidad privada como es la ICANN. Precisamente, ayer, Daniel Rodríguez Herrera
abominaba de una ONU controladora de la Internet: “El que ICANN sea una organización situada en Estados Unidos tiene ciertos riesgos, como que el Congreso decida exigirle que elimine los dominios de Cuba o no le ceda bloques de números IP, por ejemplo. Una hipotética actuación que conllevaría con toda seguridad a la escisión en varios sistemas alternativos. Pero ese riesgo es mucho menor que el que conllevaría tenerlo en manos de un organismo que, como la ONU, está numéricamente dominado por dictaduras deseosas de eliminar de la red a esos molestos librepensadores que se obstinan en llevarles la contraria. De modo que pronto tendríamos una “Comisión de Libertades en Internet” dirigida por China o Arabia Saudí.”