“Los ferrocarriles iniciaron el viaje masivo e inventaron el turismo, fueron el esqueleto del imperio inglés y el espinazo de la expansión norteamericana hacia el oeste; mensajeros, simultáneamente, de la dominación y el progreso. Las redes ferroviarias configuraron el espacio y la geografía de países e imperios. Allí donde llegaba el ferrocarril, llegaban también el rifle y el poder. Y la globalización”.
Leonardo Moledo escribe de cómo, durante buena parte del siglo XIX, el tiempo
horario era un caos, ya que en cada ciudad tenían su propia hora solar; y en este contexto, los trenes transportaban el tiempo de un lugar a otro, hasta ir convergiendo en la referencia del meridiano de Greenwich.
Metafísica del ferrocarril es todo un alegato favorable a este medio transporte.