Mañana voy a preguntarles a mis alumnos en cuantas partes se divide el Poema de mío Cid, y qué características tiene sus versos épicos. Me contestarán y, la mayoría, con acierto, pero ninguno se ha leído el Cantar. Lo exige el guión. La verdad es que tampoco podrían: hasta ahora no han leído más que, en el mejor de los casos, tonterías.
Luis Goytisolo versa sobre la educación y la enseñanza religiosa, y después de exponer los pros y los contras, se sale por la tangente: si de educar en valores se trata, que lean a los clásicos: “Qué más quisiera yo que tener la fórmula mágica que solucionara el problema. Pero, a falta de esa fórmula, estoy completamente de acuerdo con Harold Bloom respecto a los beneficios que reporta la lectura de las grandes obras literarias. En la medida en que enseñan mejor que nada a conocer el mundo y a conocerse a sí mismo, ofrecen también una pauta de comportamiento de ese “uno mismo” en relación al mundo.”
La cienca del bien y del mal [*pdf].
2003-12-09 19:31 Yo respeto todas las opiniones. Pero a mí, eso de la enseñanza religiosa no me gusta nada. Será porque he estudiado en un colegio del Opus Dei. Prefiero una enseñanza en valores humanos, sociales y cívicos; pero no en valores religiosos.