Este fin de semana apenas he encendido la tele, pero no pude evitar que me salpicasen las frases en torno a la Constitución: ese discurso del miedo, de no mentar la bicha de los cambios, de las reformas, de no
volver a las andadas... qué gracia. Se dice que ha de hacerse cumplir la actual antes de pensar en reformarla, pero a lo mejor la única manera de que se cumpla es reformándola; o haciendo ambas cosas.
Mariano Gistaín,
Reformar la cocina: “Hay que buscar la igualdad por arriba, no fastidiar al que ya funciona. Pero tampoco dejar que se vayan pudriendo las desigualdades. No hay derecho o tradición histórica que justifique la injusticia, la desigualdad. Y por eso no hay forma de celebrar la C. excepto los cuatro que cobran de ella. La C. es estupenda, fue un convenio forzado por el terror a una (otra) guerra civil. Han pasado los años y hay que arreglarla, con calma, sin querer pedirle más que a una cocina: que funcione, que hace 25 años no había microondas.”