Eduardo Velázquez realiza, ahora desde la distancia, un repaso a lo que significaron las movilizaciones contra la guerra de Irak en España. “Parecía como si “la guerra” y “El Prestige” hubieran servido de catalizadores para un malestar indefinido que mucha gente sentía desde hace tiempo”. Y con la frialdad que da el alejamiento temporal, y con cierta pesadumbre, se pregunta: ¿Porqué la sociedad española despertó tan rápido como se durmió después?, ¿Fue acaso el apoyo del grupo PRISA, el PSOE y los sindicatos mayoritarios la clave del asunto?. No. El problema, según Eduardo es que tras el “No a la guerra” no había nada
o demasiadas cosas mezcladas, según se mire.
Una piedra muy gorda